Mitos y Realidades del Metabolismo (Parte 4)

El metabolismo es un tema que nunca pasa de moda en el mundo de la salud y la nutrición. No es raro escuchar consejos en redes sociales o entre amigos sobre cómo “activarlo” o “acelerarlo”, pero muchos de ellos no tienen un verdadero respaldo científico.

Para cerrar el año, aquí desmentimos tres creencias más sobre el metabolismo que seguramente has escuchado.

 

Mito 1: Tomar café acelera el metabolismo de forma permanente

Realidad: La cafeína puede aumentar ligeramente el gasto energético, pero su efecto es limitado y pasajero.

El café es una de las bebidas más consumidas en el mundo y, sin duda, puede aumentar el estado de alerta y la energía. A nivel metabólico, la cafeína estimula el sistema nervioso central, lo que provoca un leve incremento en la quema de calorías y en la oxidación de grasas. Sin embargo, este efecto es temporal: dura apenas unas horas y, con el consumo habitual, el cuerpo desarrolla tolerancia, reduciendo el impacto.

En conclusión: el café puede ser un aliado para mantenerse despierto y activo, pero no sustituye el papel del ejercicio ni de una buena alimentación en el mantenimiento de un metabolismo saludable.

 

Mito 2: Comer cada dos horas mantiene el metabolismo “Activo”

Realidad: La frecuencia de las comidas no tiene un efecto significativo sobre la tasa metabólica basal.

Una de las recomendaciones más difundidas en dietas de moda es que comer muchas veces al día, en porciones pequeñas, acelera el metabolismo. La evidencia científica indica que lo que realmente importa es el total de calorías y la calidad de los alimentos consumidos en el día, más que la frecuencia.

Para algunas personas, comer cada pocas horas puede ayudar a controlar el hambre y evitar atracones. Para otras, puede resultar poco práctico o incluso generar un consumo mayor de calorías si no se planifica bien.

Lo ideal es adoptar un patrón de alimentación que se ajuste al estilo de vida, preferencias y necesidades de cada persona, sin obsesionarse con el reloj.

 

Mito 3: Dormir poco no afecta el metabolismo

Realidad: El sueño es un pilar fundamental para mantener un metabolismo eficiente.

Dormir menos de lo necesario no solo afecta la energía y el rendimiento diario, también altera hormonas que regulan el apetito:

• Grelina: aumenta, lo que genera más hambre.
• Leptina: disminuye, reduciendo la sensación de saciedad.

Además, la falta de sueño incrementa la resistencia a la insulina, lo que favorece la acumulación de grasa abdominal. También disminuye la motivación y energía para hacer actividad física, reduciendo el gasto calórico total.

Dormir entre 7 y 9 horas de calidad es tan importante como comer bien y ejercitarse cuando se trata de cuidar el metabolismo.

 

Conclusión

El metabolismo no se “hackea” con trucos rápidos ni se activa a base de café, horarios estrictos o descuidando el sueño. La ciencia es clara: un metabolismo saludable depende de hábitos sostenibles que incluyen buena alimentación, movimiento regular y descanso adecuado.

 

Al terminar el año, recordar esto es clave: no se trata de buscar soluciones mágicas, sino de invertir en un estilo de vida equilibrado que permita que el metabolismo funcione de la mejor manera posible, hoy y en el futuro.